
En nuestro trabajo
priorizamos la presencia de la risa, porque sabemos que ayuda a expresar la parte más sana del paciente y estimula su deseo de recuperarse.
La risa libera endorfinas cerebrales, actúa sobre el dolor y aumenta la secreción de serotonina.

La alegría en el dolor no solo distrae a los pacientes, sino que rompe con la rutina hospitalaria, seriedad, temor hacia el tratamiento y enfermedad.
Las emociones positivas inciden en la recuperación: se sabe que el sistema inmunológico está estrechamente ligado a la producción de hormonas endorfinas.
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